Contigo olvidaba todo y ahora me toca a ti olvidarte, tu verdad no fue la mía, tu alegría era mi letal tristeza.
Desde entonces he escrito mi odio sobre el hielo y cada amanecer se lo lleva de nuevo, la paz de aquel día siguiente me lleva a un rumbo mas certero, a un paisaje de contrastes inimaginables, y la noche embriaga los rayos de esperanza que alguna vez me habrían enamorado.
Ya no vuelo, no porque mis alas sean cortadas sino porque las ataste con empeño tirándola con una roca al río. quisiera decir que te amo, o tal vez que te odio, quizás podría juntarlos diciéndote que te odio con tanto amor y a la vez te amo con tanto odio, pero la llave de mi alma esta perdida en un mar turbio, sin sueños, ni anhelos, oculto en lo profundo sin esperar subir siquiera a la deriva.
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