Remembranzas de Otoño

Dulce otoño, refugiado en mi fortaleza busco olvidarte, pero cada tanto te observo desde mi ventana, la cual es ahora mi única conexión con el mundo, y mi singular manera de añorarte y a la vez odiarte.

Rara vez voy a mirarte desde mi ventana, y cuando te escucho, te veo, y te siento, rápidamente me atacan mis fúnebres recuerdos que eran joviales en su tiempo. 

Te pido disculpas, porque sé que quieres verme, como siempre lo hacías,   extrañas ser mi aliado perfecto, como cuando acariciabas mi rostro al estar con ella o cuando los lirios blancos decoraban mi romántica velada a la luz de la luna, y también cuando briza oportuna la hacia abrazarme con fuerza, se bien que tú recuerdas, 

Ahora, te haces presente y yo me hago ausente, y se que con ganas me buscas, con tu inolvidable tono armónico de sepia, con cada hoja golpeando mi ventana, con cada soplo que caracteriza tu llegada, con grises nubes cargadas de lluvias apasionadas, Oh solemne otoño, que desnudas a las hojas como con un galán a a su dama, Tú gran otoño, que ocultas con maestría al sol en las mañanas, y en los atardeceres haces una hermosa alianza dando tu esplendido paisaje de colores celestiales.

Sin embargo busco impacientemente dejarte extraviado en mi mente, y abandonarte para siempre, porque ya no resisto este fango de remembranzas que ahoga a mi alma. 

Desvanecido sentimiento

No diría que me encanta mutilar mis sentimientos, pero negaría no si te dijese que soy un tonto al pensarte cada noche, y cada mañana, siendo que tú, cada noche y cada mañana vas borrando de ti una parte de mi que sembré con mucho empeño en tu alma..

Tu mirada, silenciosa, a veces tenebrosa, no logra salir de mi cabeza.
Tu llanto, que reclama mis sinceras palabras, se asemeja a un mar de tormenta.
Tu rostro tenue, bello pero sombrío, son para mi como aguijones de escorpiones incrustadas en mi piel, con veneno de olvido y sin cura permanente.

He leído, que la noche es para los que sueñan, y ahora entiendo porque ando siempre en desvelo,
ahora entiendo porque ya no tengo sueños, ni motivos para soñar. Mi motivo se ha ido y jamas regresara.

Descubrir lo oculto.

Me doy cuenta, que en la obscuridad de nuestras almas,
hay cosas ocultas que nosotros debemos descubrir,
mas no debemos de odiar los misterios que encontremos,
sino mas bien, sería virtuoso que aprendamos de ello.

A veces es bueno descubrir lo oculto en alguien,
pero es mejor descubrirse solos en lo oculto,
y conocer un firmamento lleno de nuevas experiencias,
dando lugar a la casi extinta confianza que tanto anhelamos.

Simplemente, recuerdo.

Recuerdo que juntos mirábamos el dulce amanecer,
recuerdo que de la mano eramos felices al mirar el frío anochecer,

Mas ahora, sin ti a mi lado contemplando el horizonte,
siento un gran abismo mas extenso que el universo.

La aurora, solitaria, paso a convertirse en un tétrico atardecer,
y su corazón quedo afligido porque ya no la mirabas.

El ocaso quedo vislumbrado por tu fobia al mirar el cielo,
porque aún recuerda que con afán la esperabas.

Tristeza solitaria

La tristeza tal vez se ha convertido en mi cadena perpetua,
 y el extrañarte quizás ha comenzado a ser mi vicio placentero.

Tu silenció abrumo la paz que llevaba mi alma,
 y el orgullo quizás no fue mi mejor camino.

Luché por convertir tus penas en nuestras alegrías,
busqué la manera de secar tus lagrimas sin ser la causa de ellas,

Forje con mis abrazos un mural de encantos,
pero tú con suspicacia lo fuiste derribando.

Escribo..

Escribo de ti porque es la única forma de sentirme vivo, de sentir que existes en mi,

escribo sobre ti porque solo así saco de mi pecho tanto anhelo de buscarte, 

escribo para ti y así disimulo las ansias que dejaste en mi con tu ultimo beso furtivo,

escribo por ti, porque de ti aún no me he despedido, y de ti no me olvido.

   Desde lejos he de observarte, y desde cerca he cuidarte.

Desazón de tu adiós

Nada puede calmar la desazón que me apuñala la espalda,
afuera es primavera y en mi corazón es invierno,
cambió mi sonrisa alegre y como el musgo creció triste.

Entrelazados en el viaje de la soledad,
van temerosos mis sueños y esperanzas,
ocultándose de vergüenza,
cantando melancólicamente una balada agria.

A oscuras te observo, y veo que tu extraño rumbo, tu destino inefable,
es definitivamente nuestro antagónico desenlace,
y en mis absurdas noches desveladas,
tus huellas en mi gritan con extrañeza.

Aún

 Aún no tienes las llaves correctas a mi corazón,
 no trates de forzarla, ni con ganas y esperanzas si es que la llave no es la adecuada,
 pues aún te falta por recorrer, aún te falta por escuchar,
 aún te falta por sonreír y llorar, aún te falta por aprender y enseñar.

 Todas estas verdades han de llover en las hojas de nuestro destino,
 busquemos nosotros ahora darle los rayos del sol,
 con esfuerzo, entusiasmo, pasión y dedicación para que vayan creciendo.
 No te apresures por desnudar mis secretos, porque con el tiempo la irás desvistiendo.

Ganas..

Ganas, ganas por hacerme feliz no te faltaron, ganas de verme tampoco, ganas de soñar despierta era lo tuyo, ganas de besarme y ronronear me gustaba, ganas de ganarme con cada sonrisa rebosaban, ganas de  amarme por siempre tenías incrustada en tu alma, pero ganas de entenderme oscilaban en tu mente, ganas de   escucharme no tenías pues carecías de perspicacia en momentos tormentosos, y en situaciones débiles la confianza era tu acérrima enemiga.

Naturalmente mis pasos se iban deshaciendo a cenizas, no por cobardía, no por altivez, sino por el dolor que nuevamente se hacia pasajera de mis recónditas penas.
Como siempre mis instintos me aconsejaban la retirada rápida, y tan solo mi amor a ti quedo de pie luchando ciegamente golpeando al viento ferozmente.
Vana fue la manera que creíste en el borde de la historia, pues ahí termino tu encanto, el cuento fue quemado y la desazón pintó tu fe.
Se que tus labios titubeaban, pero también sé que con entusiasmo te salían palabras que envenenaban mis entrañas.

Las ganas de odiarme crecen a raíces y florecen con los días, te sobran argumentos fúnebres y vastos de amargura, ganas de buscarme ya no existen, tus sentimientos hacia mi quizás ya han muerto, y tan hastiada estas con las ganas de olvidarme que buscas consuelo en reposo ajeno.

Pero mi corazón es un mar tranquilo, casi sin olas, y ahora mis ojos son la fortaleza de mi cuerpo, porque oculto con maestría las gotas de lagrimas que buscan desconsoladas cumplir con su objetivo. El caos enmudeció dando lugar a la calma, en la lejanía veo una estrella apagándose, y fue por mi causa, y para mis ojos esa no era mi estrella. Mi estrella aguarda aun en silencio, pero brillando siempre a la espera de ser conquistada por mis ansiadas ganas de amarla.

 Tal vez mis poemas no lleven tu nombre pero si cada lagrima hecha palabra.

Al mirarte

Quiero confesarte a través de esta carta, que al mirarte por ultima vez el tiempo segundo a segundo se fue desmoronando, y mis ojos murmuraron tímidamente acerca de tu inescrutable belleza, que quizás nunca mas sería vista.
Quise hablarte pero mis labios se entumecieron, mi corazón se detuvo por un instante, mis manos siquiera podían saludarte, se quedaba erizada mi piel y tan solo mis ojos tomaron valentía al contemplarte sigilosamente, tan solo mis ojos tomaron coraje para deslumbrarte detalle a detalle lo que mi ser sentía.
Mis ojos que eran fríos y siniestros, quedaron una vez  mas asombrados ante tal monumento de tus labios, y ante tal curva de tu sonrisa, que prestabas en dicha situación borrosa

Nada mas me quedaba mirarte en silencio, y en silencio contar las lagrimas que gota a gota caían por tu causa, me negué volver a mirarte, pero mi ojos pidieron permiso para contemplarte nuevamente, el tiempo se apoderaba de mis huesos y otra vez se hicieron eternas mis dolencias, anhelaba volver a deleitarme en tus ojos cafés por largas horas de la noche, y soñaba despierto con las veces que juntos nos quedábamos callados, solos, mirándonos cálidamente llenando el vacío de varios momentos.

Al recordar de tu mirada me vienen épocas de grandeza, momentos de pasión y también de alta tristeza,  porque al mirarte te comprendía, al mirarte te desnudaba, al mirarte veía las estrellas y el alba, el universo entero pasaba por las ventanas de mi alma, reposaba siempre en tu mirada taciturna y en la lejanía de cada trayecto me daba cuenta que siempre estabas ahí observándome tranquila, en ocasiones solo tu mirada bastaba para odiarme, pues cuando te fallaba el mirarte a los ojos era mi agonía, porque duele tanto mirarte y saber que esas lagrimas llevaban tristeza infinita.

La magia de tu NOMBRE

Tu nombre es mucho más que solo la forma en la cual puedo llamarte, tu nombre no es un nombre cualquiera en mi vida, pues tu nombre trajo simpatía y alegría a mi tímida existencia, tu nombre es la llave de mi alma y la ventana de mis esperanzas.

Escribir en la oscuridad tu nombre, me hace pensar que cada letra alguna vez me trajo días tan auténticos, tan grandiosos, y que plasmó en mi mente que al mencionarte mágicamente mi semblante embellece.

En el silencio de la noche tu nombre grita en mi corazón amordazado, y recuerdo siempre la historia que trae consigo tu nombre, la historia que desde ti jamas he vivido, repito tu nombre y vuelvo a decirlo, lo incansablemente, lo digo en voz alta y lo digo muy seguro, que mi corazón taciturno amanece con solo escuchar el susurro de tu nombre bendito.