Quiero, que de mi pasado te disuelvas, y que el eco de tu recuerdo,
se apagué como mis latidos ausentes.
Toma un viaje a tren, y llévate las cenizas de mi amor peregrino,
entiérrame para que no vuelva arder un fuego repentino,
desentierra un nuevo amanecer, y vive sonriendo como lo sabes hacer.
La distancia, dueña de la batalla, tomó prisionero a mi corazón enfermo,
aliada es de la lejanía de tus pasos, y consejera es de tu olvido rápido.
La distancia, dueña de la batalla, tomó prisionero a mi corazón enfermo,
aliada es de la lejanía de tus pasos, y consejera es de tu olvido rápido.
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