En esa sofisticada infinidad de estrellas te distinguí,
no eras como cualquiera que brillaba perdida en su inmensidad,
luz trémula de las velas, ni abismos etéreos y distantes te apartaran de mi mano.
Mi preferido paisaje oscuro más fulgente que el día,
es cuya luz pura y modesta, brinda un azulado espejo al mar veraniego.
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